viernes, 8 de noviembre de 2013

Cuando no está donde debería estar


Ahora que Coquito ya cumplió 6 meses vuelvo atrás en el tiempo y me acuerdo de esos primeros momentos tras enterarme de que estaba embaraza. Después de hacerme el test acudí al médico de cabecera que me mandó un análisis bastante completo junto con otra prueba de orina para afirmar el embarazo. A la semana siguiente ya tenía cita con la ginecóloga y unos nervios acumulados que no eran normales.
Es entonces cuando te pones a pensar si aparecerá algo en los análisis extraño o alguna enfermedad. Creo que es la primera vez que me planteé tener sida o hepatitis o...cualquier otra cosa que fuera perjudicial. 
En la primera visita al ginecólogo se supone que debe pasar lo siguiente:
  • Tomarte la tensión
  • Pesarte
  • Madar un análisis completo
  • Hacer tu historia clínica
  • Calculará la fecha probable de parto, preguntándote la fecha de la última regla
  • Si has tenido otros embarazos anteriores, saber qué tal fueron y qué tipo de partos
  •  Preguntar sobre el tipo de trabajo o actividades que realizas
  • Examen físico completo, más exhaustivo de vagina y senos
  • Citología
Acudí a la cita con mi madre, pues mi pareja no podía acompañar y, tras comprobar que estaba perfectamente sana (algo bastante normal con 25 años que tenía en ese momento), me fue a hacer una ecografía vaginal (en el abdomen hasta las 12 semanas no se hace).
La ecografía sirve para confirmar el embarazo, contar los embriones y comprobar su morfología
 Mi sorpresa fue ¡que ahí no había nada! Ni embrión, ni saquito gestacional
La ginecóloga me tranquilizó diciendo que estaba en la 5ª semana y podía ser normal que aún no se hubiera agarrado... pero claro, ya entra el miedo en el cuerpo y te pones en lo peor. Me dijo que tampoco me hicera muchas ilusiones de momento, que fuera en 10 días y lo volveríamos a ver pero que si me encontraba mal o sangraba estuviera atenta.
En caso de no estar ahí, podría tratarse de un embarazo ectópico (fuera de lugar) abocado a un aborto. Esos diez días siguientes fueron un horror, intentando no pensar lo peor y empezando a sentirte extraña sin saber por qué.
Los días pasaron y llegó el momento de volver a hacer la prueba y... ¡¡ahí estaba!! mi Lentejita (como la llamé esos días).

ecografía 7 semanas
A partir de ahí fui acumulando más ecografías: 
ecografía 9 semanas
Entre  cada visita al ginecólogo las emociones iban en una montaña rusa: unos días pensaba que todo iba genial  y otros me ponía a pensar sin motivo en si algo podría salir mal. No me podía imaginar perdelo. Afortunadamente, todo salió bien.


Por eso, la mejor opción podría ser no ir al ginecólogo hasta que no han pasado al menos 6 semanas tras la última regla y llevar apuntado para preguntar todas las dudas que se tengan. Si no se está conforme con el ginecólogo, en la medida de lo posible, intentar cambiarse a otro porque es quien te acompaña en ese proceso tan importante para  mamá y bebé. Yo no cambié, pero ahora que lo pienso debería haberlo hecho. Es muy importante que ese especialiste te informe bien cada sesión, que te sientas cómoda y que confies plénamente como profesional.


2 comentarios:

  1. Es fundamental confiar en el ginecólogo, y siempre que se pueda sino estas conforme cambiar.

    El primer embarazo lo lleve por lo privado y por la seguridad social, por lo privado genial, de hecho repito gine en este segundo embarazo, pero en la seguridad social... aparte de darte pocas explicaciones me soltaron una frase que me quedo grabada "con lo pequeña que eres y lo grande que viene el niño te va a reventar" vamos una frase del todo adecuada para una primeriza...

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    1. Sí... a veces se les olvida que tratan con personas y que para nosotras es un momento importante. Me alegro de que tuvieras uno bueno. Yo si repito buscaré mejor mi ginecólogo

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