Sí, ya puedo ir hablando de adaptación después de dos meses de cierta incertidumbre. Y es que esta historia ha sido larga, no sabía cómo iba a acabar. Pero para mi sorpresa ha sido para bien.
Nosotros escogimos una
escuela infantil municipal, no una guardería. Al ser escuela, se tiene un
proyecto educativo. Ese proyecto ofrecía fichas y tarea que realizan en el Aula los peques y material para las familias. Yo sigo sin ser amiga de las
fichas y, por lo que me cuenta su educadora, Coquito también (rebelde que sale la niña).
Sin embargo, el material para casa me gustó bastante porque era una manera de saber qué trabajan de puertas adentro. Nos dieron una revista, dos libros, un CD de canciones y una muñeca de cartón.
Así conocimos a su amiga
Lisa de everest. Ella es una niña que comienza también la escuela y va a tener un hermanito. De su mano ven historias cotidianas de su día a día en el aula.

Gracias a ella y sus canciones poco a poco Coquito ha encontrado la normalidad y la ilusión por lo que sucede en ese lugar que le resultaba tan extraño. Me pide diariamente que le ponga ese CD para que cante y baile con ella y si al entrar en el cole oye que estan poniendo alguna de sus canciones entra como si la música la llamara.....fflipante!!
También venía un libro en el que contaba que Lisa comenzaba el colegio y contaba alguna anécdota que reproducian con su educadora como el ir a ver las hojas que se caen en el otoño y tener un nuevo amigo, un caracol!!
Ni qué decir tiene que esa Lisa de cartón nos acompaña muchos días en el camino a la escuela. Así que me he propuesto hacerle una muñeca de verdad inspirada en su amiguita para estas navidades (una que se crece después de haber hecho un a Peppa Pig de fieltro).
Así su propia educadora me dijo que estaba bien, aunque yo ya lo iba notando. Sin embargo, sí me contó que todos los días lloraba o se enfadaba un poco dos veces. La primera cuando le cambiaban el pañal, porque a Coquito no le gusta que la toquen y la sometan tumbándola en ningún lugar. La segunda cuando la obligan a sentarse a hacer alguna ficha o algo así. ¡¡Dichosas fichas como las odio!!(ya os contaré mi crítica a ellas más adelante)

Pero el cambio fue bastante grande, ya no entraba llorando e incluso me decía ella "Ayios mamaaa" sacudiendo su manita. Al salir esperaba serena sentada hasta que veía. De esta manera estas dos horas y media se me hacen más llevaderas sabiendo que está bien y que está con los que llama sus amigos. Además tenemos la suerte de que muchos días compartimos el camino y algún rato más con algún compañero suyo de clase, esto ha hecho que vea ese entorno como más familiar y, si le enseñas fotos de sus compañeros y educadoras, los identifique y señale perfectamente.
Estoy muy orgullosa de Coquito por su adaptación, aunque aún nos queda algún tema pendiente. Le genera mucho estrés el hecho de que cualquier otro niño se acerque mientras ella esté subiendo a un tobogán o ande por el parque. Esto lo achaco a que alguna vez (más de una seguro) ha sido empujada en los columpios de la escuela y se siente muy indefensa. Esto es algo en lo que tenemos que trabajar así que si tenéis algún consejo me sería de mucha ayuda.
Hasta aquí nuestros avances. Pero os seguiré contando más....